miércoles, 5 de octubre de 2011

1a PARTE (ANTECEDENTES E INICIO)

EL TRANSPORTE PUBLICO EN LA CIUDAD DE MEXICO

¡Cómo olvidar la época en que como estudiantes nos trasladamos a la escuela, o los viajes que tenemos que hacer para llegar a nuestra “chamba”, o  simplemente cuando nos toca el “hoy no circula”!  Tenemos que “entrarle” al transporte público, con sus consabidos beneficios y consecuencias.

Volvo 7300-Sistema Metrobus de la RTP
(Cedida por el sitio: www.fotolog.com/728plus)


Hoy la Ciudad de México cuenta con varias opciones de transporte cuya columna vertebral es el Metro y ha sido así desde 1969. El sistema eléctrico se complementa con el Tren Ligero y con algunos trolebuses. Existen también  miles de “peseros” o servicio de transporte colectivo, en sus diversas presentaciones; microbuses, midibuses, etc., en una entreverada red de rutas y ramales que cubren el área conurbada del D. F.. Por otro lado, tenemos el servicio de autobuses de la RTP (Red de Transporte de Pasajeros) con los Autobuses BRT (Bus Rapid Transit) que actualmente cuenta con imponentes Volvo 7300 en color rojo del sistema Metrobús y esos ecológicos Hiunday Super Aerocity de la Ruta Verde, solo por mencionar algunos ejemplos. Pero, por supuesto no siempre fue así. Hubo una época en que los desprestigiados “chimecos” hubieran sido un verdadero lujo de transporte y nuestras calles con baches, una verdadera autopista de alta velocidad.

Hiunday Super Aero City- Ruta Verde
(De la página de RTP)


EL TRANVIA, SU AUGE Y DECADENCIA

En los albores del siglo XX, bajo la presidencia de  Don Porfirio Díaz, se  instaló la hidroeléctrica Necaxa, para suministrar energía eléctrica para la Ciudad de México. Este hecho permitió que inversionistas anglo-canadienses, que ya tenían el negocio de transporte eléctrico de tranvías en sus manos, tuvieran un desarrollo importante durante la primera década del siglo, tendiendo kilómetros de vía a lo largo y ancho de la ciudad y aumentando el número de unidades, adquiriendo tranvías que generalmente se reconstruían en ciudades de Norteamérica.

El tranvía, medio de transporte casi único en la ciudad, contaba en 1917 con 343 Km. de vías instaladas y para la década de los 20’s, se llegaron a tener mas de 500 carros y remolques. Inclusive, en los talleres de Indianilla, se comenzaron a armar los carros marca Brill, traídos de los Estados Unidos. Esta fue la verdadera época de oro del tranvía en la Ciudad de México.

Armado de tranvías en los talleres de Indianilla
(Imagen del sitio en inglés: www.tramz.com/mx/mc/mc00.html de Allen Morrison
donde presenta detalles precisos de la historia de los tranvías en México)


Pero ese auge no fue suficiente para evitar los problemas derivados de la Revolución Mexicana, tales como la paralización del servicio de tranvías, desde 1911 hasta 1917 y los constantes incrementos al costo de la energía eléctrica, que trajeron como consecuencia que la empresa de transporte eléctrico, “Mexico Tramways Company” o mas tarde "Compañía de Tranvías de México, S.A.", dejara de tener ganancias, y como resultado otorgara bajos sueldos y prestaciones para los empleados, que tuvieron que inconformarse efectuando múltiples protestas y huelgas a lo largo de los años hasta que el gobierno capitalino interviene y en 1952 adquiere  los bienes de la compañía de tranvías en algo así como 14 millones de pesos de aquel tiempo.

  
LOS CAMIONES SE COMIENZAN A DESARROLLAR

El caos en el transporte eléctrico, permitió que algunos propietarios de automóviles, desarrollaran su imaginación, improvisando y modificando sus automóviles, que habían comenzado a llegar al país desde los primeros años del siglo XX, especialmente el popular modelo Ford T de 4 cilindros, a los que apodaban “fotingos” y que fue el primer auto producido en serie, colocándoles una especie de carrocería de madera con una lona que haría las veces de techo,  generando con esto, el embrión de lo que mas adelante sería llamado camión de pasajeros o autobús y que con el paso del tiempo, se irían desarrollando e incrementando sus capacidades de potencia y cupo para transportar mayor número de pasajeros.  La situación conflictiva de los tranvías, junto con la versatilidad de los “nuevos” camiones, fueron los principales factores  que permitieron la expansión y desarrollo de estos últimos, quienes tomaron las mismas rutas que antes dominaban en exclusiva los gigantes en ruedas de metal, y abriéndose paso por calles no asfaltadas, llegaron a todos los rincones de la ciudad capital, hasta los barrios mas olvidados, donde antes no había llegado el transporte público.

Los primeros Ford T modificados para competir con los tranvías.
(Imagen encontrada en la Red)



Manuel Perló Cohen lo relata de la siguiente manera: “…el servicio público del transporte de la Ciudad de México vio aparecer los primeros camiones, bastante rudimentarios por cierto, a partir de los últimos años de la segunda década del siglo. De funciones estrictamente complementarias, los camiones pasaron en poco tiempo a representar una seria para el Sistema de Transporte Eléctrico, al grado de que en 1925 se desato una “guerra” de tarifas que desembocó  en una baja generalizada de los mismos… que llegó incluso a niveles de enfrentamientos físicos… La actividad del autotransporte tiene sus orígenes en una composición popular, nació de la iniciativa de un grupo numeroso de choferes-propietarios, que si bien de manera rudimentaria, lograron darle su propio impulso.”

Así también lo ve J. Jesús Ruvalcaba R.: “…el servicio de pasajero en autobuses se inició como un servicio complementario al prestado por los tranvías, aunque al poco tiempo pasaron a tener gran importancia, tanta que lograron desplazar a quienes originalmente prestaban la totalidad del mismo.”

La gran mayoría de rutas del tranvía llegaban al Zócalo capitalino.
(Imagen de Allen Morrison)


Aunque la “guerra” fue ganada al final por los “herederos” de estos improvisados camioncitos, hubo intentos por parte de la Compañía de Tranvías por frenar el avance de la competencia, introduciendo una flotilla de más de 50 flamantes Ómnibus White por las principales rutas, pero esta iniciativa no les dio los resultados esperados, a la par, según registros, los conductores de los tranvías  optaron por tomar acciones como  arrollar con sus pesadas unidades a los frágiles camioncitos, provocando muchos heridos y algunas veces hasta muertos. Igualmente documentado está que los conductores de los tranvías recibían recompensas por sus “heroicas” acciones. 


Un Ómnibus White de Montreal como los que introdujo la Compañía de Tranvías de México.
(Imagen encontrada en la Red) 


Pero la suerte ya estaba echada, los tranvías, con su baja capacidad de maniobra, ahora solo son piezas de museo y un poco de su esencia ecológica quedó plasmada en otros transportes eléctricos como el Metro y el Tren Ligero. Por el otro lado, los camiones comenzaron a desarrollarse y a registrarse en la historia de la Ciudad de México, aunque enfrentándose también a circunstancias difíciles.

                                                        

5 comentarios:

  1. Que tal Gabriel:

    Pues me parece bastante interesante tu primera entrada en forma acerca del topico de la presente obra. He quedado "en ascuas" de saber que mas ocurrio en esos tiempos.
    Te felicito, el formato que estas ocupando en cuanto a contenido y presentacion de tus temas es bastante adecuado y deja al lector con ganas de saber mas.
    Hasta la ´proxima y buena vibra.

    Gerabus

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  2. Hola Gerardo:

    Gracias por la visita y por la buena vibra.
    Tengo que decirte que al investigar estos datos, yo experimente la misma sensación de querer saber mas.

    Te adelanto que según mis planes, he de presentar la historia completa en 4 entregas, a menos que encontrara mas información. Espero que siga siendo interesante para ti y para las personas que vean este blog.

    Hasta la próxima Gerardo y nos seguimos "viendo" en estos espacios.

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  3. Que tal Gabriel:

    Oye, una pregunta, porque le pusiste a tu blog "Esquina Bajan"?

    Seguimos en contacto

    Gerabus

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  4. Hola Gerardo:

    Me da mucho gusto saludarte y ver tu pregunta.
    Al respecto pensaba dar una razón mas adelante, pero me voy a adelantar un poco: Esta frase es de dominio público ya que se hizo de uso común dada la necesidad del pasajero de hacerse oír por el chofer, sobre todo cuando éste, con todo y que escuchara el timbre, hacía caso omiso y seguía su marcha, deteniéndose hasta donde él quisiera. Para ello hay que considerar que antes, los camiones podían parar en cualquier esquina, no existían paradas señaladas como mas adelante existieron al operar la R-100.
    Tan popular era la frase que en 1948 se hizo una película con ese título y hasta existe una obra teatral homónima.
    También el Sr.Hector Manuel Romero escribió un libro en la década de los 70´s, dándole el mismo nombre. Libro que por cierto no he podido conseguir.
    Así que por ser esta una frase tan relacionada a los autobuses de pasajero urbanos, decidí poner el mismo nombre para este espacio.

    Un abrazo Gerardo.

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